Carta al Covid-19

Querido…no…, Estimado… tampoco…, bueno simplemente hola Covid-19:

Te escribo esta carta para que sepas cómo es mi vida desde que te conocí, porque mi vida por si no lo sabías ha cambiado bastante.

Hace semanas que no doy un abrazo, no es que antes diera muchos pero ahora soy consciente de que los necesito; tampoco he tocado a otra persona que no sea yo y de hecho me asusta hacerlo… Por no hablar de la compra que ahora es una actividad de alto riesgo; antes bajaba y decidía sobre la marcha, ahora confecciono una lista cerrada y cuidadosamente planificada para que no se me olvide nada. Por no hablar de las tareas posteriores a la compra, que suelen llevarme otra media hora más de mi tiempo siempre con la duda de si realmente lo habré hecho todo bien. Trabajar desde casa es ahora mi rutina diaria, echo de menos ir andando y ese rato de paseo que me ayudaba a desconectar y limpiar la mente antes de llegar a casa. Y por lo menos trabajo… muchas de mis amistades o familiares no pueden decir lo mismo y me preocupa bastante cómo van a llegar a fin de mes y cómo serán sus vidas a partir de ahora.

Hasta hace tres semanas no conocía a ninguna persona contagiada. Hoy, mi balance es de tres fallecimientos, dos positivos y cinco altas. Empiezo a poder dibujar mi propia curva y eso no me gusta nada. Por lo menos las altas ganan a las muertes…

Cuando toso, me duele la cabeza o siento presión en el pecho y me ahogo me vienen pensamientos bastantes desagradables a la cabeza. Te confieso que me tomo la temperatura de vez en cuando para chequear que todo está bien, o me tumbo y respiro profundamente para llegar a la conclusión de que no me ahogaba, era ansiedad. A veces duermo mal, no sé muy bien porque si me siento todo el día sin energía, pero llega la noche y parece que mi mente necesita actividad y hacer cosas… creo que a veces no se ha enterado que no podemos hacer nada.

Pero he de reconocer que no todo es malo. Desde que estás aquí he retomado la actividad física, te confieso que me pareció muy extraño hacer ejercicio en el salón de mi casa los primeros días pero ahora ya es una rutina más. Cocino, pero cocino como si hubiera invitado a gente poniéndole amor y dedicación y se me había olvidado que se me da bien, modestia aparte.

Fisioterapoa Suelo Pelvico

Ahora sé que en los edificios de enfrente viven 50 familias, ¿te lo puedes creer? Eso es mucha gente. Hay bastantes niñas y niños, y la verdad que los padres se lo curran porque parecen felices e indiferentes a todo lo que está ocurriendo. Tengo una vecina a la que le gustan mucho sus flores y las fotografía todos los días, un vecino que fuma bastante y otra que parece algo triste porque pasea por su terraza con cara de mal humor.

Desde mi ventana veo exactamente 25 árboles, 14 farolas y 6 bancos. Nunca me he sentado en ninguno de ellos, tengo ganas de hacerlo. Han abierto una tienda nueva en la acera de enfrente y cerraron el kiosco que había dos portales más abajo, parece que fue hace ya varios meses o eso me contó el frutero cuando le pregunté, con el que casi nunca había hablado hasta ahora.

Me he dado cuenta de lo que necesito a la gente que me rodea, incluso a gente con la que ya creía no tener tantas cosas en común. Ahora estamos compartiendo el miedo y la preocupación, hacemos bromas sobre nuestro confinamiento e intentamos cuidarnos aunque sea virtualmente; desde que llegaste he reconectado con muchas personas. También he tenido que pensar en lo que necesito en mi vida, aunque no quiero mentirte, de primeras no me ha hecho ninguna gracia. He analizado las cosas que necesito decir y por qué no se las dije a quién tenía que escucharlas, he revisado la gente a la que no quiero seguir escuchando no porque no quiera si no porque no me viene bien y he hecho una lista de qué y a quién voy a cuidar cuando salga de aquí. De aquí, de mi casa, en la que había muchas cosas que no me gustaban pero que he tenido tiempo de redecorar para que ahora se convierta en un sitio acogedor donde esconderme de ti.

Te mentiría si te dijera que me alegro de estés aquí porque no es así… de hecho me gustaría pedirte que te relajes. Creo que hemos captado el mensaje en muchos sentidos y estaría bien que dejases de asfixiarnos, porque aunque no lo creas lo estás haciendo. Sinceramente no eras alguien al que quería invitar a la fiesta de mi vida, de hecho te has colado por la puerta de atrás; pero ya que estás aquí tengo que hacerte un hueco. El hueco que yo quiera, no el que tú me obligas a darte cuando tienes alguna rabieta.

Por último, decirte que no te agradezco para nada las pérdidas y el desconsuelo de muchas familias, y el esfuerzo que tienen que hacer muchas personas que luchan día a día porque no te hagas con todo. Pero por todo lo demás gracias y espero que tú también vayas captando el mensaje.

Atentamente.

Una persona confinada