Terapia para afrontar el Pánico

Un ataque de pánico podría definirse como una subida momentánea de ansiedad, que es experimentada de forma muy intensa y percibida con descontrol por parte de la persona que lo sufre. La experiencia de ansiedad, en estos casos es muy intensa y desagradable; y puede provocar en la persona un miedo intenso a sus propias sensaciones físicas, así como pensamientos o preocupación por descontrolarse, volverse loco o sentir que puede morir de forma inminente. Además, en algunos casos, las personas con ataques de pánico, como forma de evitar lo que sienten en esos momentos, pueden recurrir a quedarse en casa y no salir a la calle, ya que allí se sienten más seguras; esto es lo que conocemos como Agorafobia.

¿Qué pretendemos conseguir con la terapia?

• Ajustar los niveles de ansiedad expresados
• Manejar el miedo a las propias sensaciones corporales y emocionales que acontecen en esos momentos
• Favorecer una relación más regulada con las emociones desagradables como el miedo, la ansiedad o la inseguridad.

Problemas obsesivos:

Son ideas fijas y recurrentes que no paran de aparecer en nuestra mente y nos provocan niveles de ansiedad muy altos. Todos, en algún momento hemos podido experimentar estos procesos, que tienden a remitir cuando pasa el tiempo y nos acostumbramos a la idea o ésta pierde fuerza. Pero algunas ideas las experimentamos con mucho rechazo y desagradado, generándonos en muchos casos, sentimientos de culpa o vergüenza; bien porque tienen un contenido raro o extraño, bien porque tenemos miedo de hacer algo que no queremos cuando aparecen. El hecho de querer apartarlas de nuestra mente, provoca que estas aparezcan con más frecuencia y nos sintamos indefensos ante ellas.

A veces las ideas obsesivas pueden aparecer con conductas asociadas, que se denominan compulsiones: ¿Quién no tiene manías o ciertos rituales que realiza de forma más o menos compulsiva? Revisar si hemos cerrado la puerta, ordenar nuestras cosas de forma determinada, lavarse las manos cuando tocamos algo que creemos sucio… Las “manías” son algo frecuente en la población general y no suelen generar problemas mayores. ¿Cuándo comienzan a serlo? Cuando la manía pasa a dominar gran parte de nuestros comportamientos. Los comportamientos compulsivos suelen estar relacionados con las ideas obsesivas que comentabamos en el apartado anterior, aunque en ocasiones lo único que aparece es la idea repetitiva. Estos comportamientos suelen calmar la ansiedad y el miedo que nos genera la idea, pero suelen volverse en nuestra contra con el tiempo. Nos hacemos dependientes de los rituales y llegamos a pensar que es lo único que podemos hacer contra el miedo o la ansiedad.

¿Qué pretendemos conseguir en terapia?

• Anular el miedo a las ideas repetitivas
• Empoderar a la persona frente a las ideas o los rituales, para incrementar la sensación de control sobre lo que le ocurre.
• Favorecer una actitud menos ansiógena frente a los pensamientos desagradables, de cara a reducir el nivel de control que ejercen sobre la persona.

Preocupación excesiva:

La ansiedad puede manifestarse en nuestro cuerpo, pero también puede estar presente en nuestros pensamientos. La preocupación es una emoción normal, la cual nos alerta de que algo no va bien y nos moviliza a pensar en ello para solucionarlo. Pero la preocupación excesiva es aquella que nos controla por completo y nos bloquea para tomar decisiones. Una sucesión de y sis se pasea por nuestra mente de forma repetitiva generándonos altos niveles de duda e inseguridad, haciéndonos creer que no vamos a ser capaces de afrontar los problemas o de que las cosas, si salen mal, serán catastróficas. La preocupación excesiva suele estar ligada al bajo estado de ánimo; estar constantemente preocupados favorece que sintamos tristeza de forma más frecuente, y esa tristeza tiñe aún más nuestros pensamientos provocando que estos, tiendan a ser más negativos.

¿Qué pretendemos conseguir con la terapia?

• Rebajar las preocupaciones en el día a día
• Construir una experiencia menos desagradable en relación a las preocupaciones
• Favorecer la capacidad de la persona en la toma de decisiones.

Ansiedad Social

Aunque a todos nos importa la opinión que pueden tener los demás sobre nosotros mismos, hay personas para las que esa importancia alcanza la categoría de miedo y viven con mucha ansiedad las situaciones sociales. Hablar en público, comer con gente, decir que no o expresar nuestra molestia son algunos ejemplos en los que los problemas de ansiedad social tiene presencia y que pueden provocar mucho sufrimiento, llegando incluso al aislamiento.

¿Qué pretendemos conseguir con la terapia?

• Favorecer un estilo de comunicación útil y cómodo
• Amortiguar los niveles de ansiedad durante las interacciones sociales
• Desbloquear las habilidades comunicativas, generando una sensación de eficacia y fluidez en las relaciones con los demás.